25 años de Intras, 25 años de diversidad

28/06/2019

En 1994 no nos escribíamos por whatsapp, ni teníamos un móvil en el bolsillo, ni comprábamos noches de hotel en Booking ni sabíamos lo que era el 4G. Y lo poco que nos sonaba de la inteligencia artificial lo habíamos visto diez años antes en la película ‘Blade runner’, un fracaso de crítica y público (entonces). La emigración no llenaba portadas de periódicos, nuestras vecinas no habían nacido ni en Colombia ni en Ecuador, nadie bajaba a comprar al chino ni subía de la calle con un kebap para cenar. En 1994, no manejábamos conceptos como el malestar psíquico, el empoderamiento o el plan de vida centrado en la persona… Ni mucho menos el cuerdismo, el orgullo loco o la diversidad mental. Ni siquiera hablábamos de diversidad a secas. Diversidad de raza, de opción sexual, de concepción de una misma. DIVERSIDAD con mayúsculas. No nos engañemos. 1994 se parecía más a 1964 que a 2014. Sobre todo en España, donde todavía llevábamos la boina calada con dos vueltas de rosca al prejuicio, fuera el que fuera.

Sin embargo, en 1994 un grupo de personas ignoraron esos prejuicios y se atrevieron a pensar que otra sociedad y otra visión de la diversidad eran posibles. Un grupo pequeño, al que le sobraba la mitad del espacio de la oficina de la calle de los Moros, pero que 25 años después ha crecido y hoy celebra su diversidad, tan presente en nuestro día a día que recorre, igual que la urdimbre de un tapiz, nuestros valores como fundación: el compromiso con la sociedad, la mejora continua, la igualdad de oportunidades o la innovación social (tan importante o más que la tecnológica).

En este cuarto de siglo hemos crecido, sí, variado, ampliado, enriquecido, reflejado en unos cuantos espejos, probado nuevas alternativas, acertado, fallado y vuelto a probar... Y seguimos aquí, vivas, porque creemos en la fuerza de la diversidad, en una sociedad cambiante en la que nunca más volverán a poder aplicarse los viejos clichés porque esos cambios recorren el planeta en segundos, a golpes de clic, ni siquiera en días ni en semanas. Tan rápido que hasta las noticias en papel se han quedado viejas antes de imprimirse. Rápido y diverso.

Cada día nacen nuevos conceptos, nuevas maneras de nombrar esa diversidad -algunas morirán mañana, otras pasarán a los libros de sociología-, de recordarnos que ya no valen reduccionismos ni visiones simplistas porque las personas no pueden definirse ya con etiquetas nacionales, ni de colores de piel, orientaciones o géneros sexuales, malestares físicos o psíquicos ni formas de ser o estar en el mundo. INTRAS ha demostrado en 25 años que no cree en etiquetas pero sí en esa diversidad que nos singulariza como individuos y, a la vez, nos enriquece y fortalece como colectivo. Por eso estamos hoy aquí y por eso somos lo que somos.